Jelsa una historia de amor verdadero.
Capítulo 33 "El lado Oscuro de la Luna".
-Rapunzel, - canturreó – deja caer tu cabello.
Gothel estaba parada esa misma tarde frente a la torre. Su
largo viaje por fin había terminado y volvería a casa con su dulce hija. Oh y
también podría rejuveneces los días perdidos, las canas y arrugas ya saltaban a
la luz.
Pero no hubo respuesta, solo el canto de las aves en los
cielos. La sonrisa se le apagó y corrió
a la entrada secreta de la torre. Ya arriba buscó por todas partes, detrás de
la ventana, en los armarios, habitaciones. Nada. Solo había oscuridad.
Pasó lo que tanto había temido. Debieron haberla encontrado
y secuestrarla.
Pero, sin embargo halló una carta sobre la mesa principal.
Esta rezaba la peor pesadilla de la bruja. Rapunzel se había marchado por su
cuenta.
Gritó desgarradoramente y con furia. ¿Con quién se habrá
ido? ¿Sola? ¿Cuándo volvería? Odió el momento en que puso un pie fuera de la
torre y dejó que su objeto más preciara se le escapara. Debió haberle cortado
las piernas en cuanto pudo.
Gothel, no se rendiría o descansaría hasta hallarla y
procurar que jamás se vuelva a escapar, o será demasiado tarde para ella. La desventaja de usar dicho poder mágico frecuentemente
es que los años vuelven en sí de forma más rápida. Es decir, si no logra
rejuvenecerse lo antes posible, en cuestión de semanas se volverá un cadáver.
Podría estar en infinitos lugares ahora mismo. Pero la bruja
conocía otra forma de encontrarla y tomar venganza. Sea quien fuese la persona
con la que estaba Rapunzel, sufrirían su ira por alejar a su florecilla de
ella. Por hacerla huir de casa.
Tomó su libro de hechizos que siempre escondía de su hija.
Esta bruja estaba oxidada pero sabía a la perfección a quienes acudir. Con sus
pequeñas reservas de brebajes embrujados y su mini caldero, logró obtener lo
suficiente de una posición transportadora para realizar de 3 a 4 viajes.
Primera parada, las Islas de las Bahamas.
Hans se encontraba, exiliado una vez más, frente al
atardecer en las playas caribeñas. Según su sentencia dictada por Elsa, sería
aprisionado en las islas americanas. Pero aquí, al no hablar su lengua, habían
interpretado otra idea. Por lo que ahora era un hombre libre y sin
preocupaciones. Hasta había adquirido un lindo bronceado.
Gothel llamó su atención desde sus espaldas.
-¿Y tú quién rayos eres?
-Mi nombre es Gothel. Vengo por tu ayuda, príncipe Hans.
-Oh, - se recostó nuevamente en la arena – si es para algún
plan malvado, ya he dejado eso atrás. Y
ahora soy Jacinto, si no te importa.
-Ya veo… - fingió estar herida y se abalanzó sobre el ex
príncipe sujetando su daga en su garganta. – Óyeme bien, solo hay dos personas que pueden
ayudarme en estos momentos a encontrar algo. Vendrás conmigo, lo quieras o no.
-Whoa, tranquila con eso, mujer. – corrió unos centímetros
la daga. - ¿Y qué te hace pensar que yo te serviría?
-He oído por ahí que casi logras matar a una Reina, y le has
dado caza como ninguno otro pudo. También has hecho una alianza con el Señor
Tenebroso.
-¿Picth, ese pelele? Solo lo precisaba para algunos
encantamientos. Del resto me pude encargar yo.
-Exacto, lo necesito
a él también. Y estoy segura que aceptará si estas de mi lado.
-¿Qué ganare yo?
Gothel carcajeó amargamente con su cantoral voz.
-Que no te rebane la cabeza.
-Mira, anciana. No busco problemas, aquí tengo todo lo que
necesito. ¿Has probado ya el jugo de Coco? ¡Es una delicia!
-¡Cierra el pico! Dije que vendrías conmigo o te degollaría.
¿Eso es lo que quieres?
- En primer lugar, quiero que salgas de encima de mí. –
Gothel no se movió. – Segundo, quiero un jugo de Coco y tercero… - Hans suspiró
– Quiero que me devuelvas a este paraíso luego de que Pitch te saque a patadas.
-Hecho.
Sonrió malévola. Incluso Hans se estremeció un penique. Gothel
arrojó su oscura posición sobre ellos y entre una bruma azul oscura, se
transportaron a las recónditas tierras de Pitch Black.
-Le había dicho que remodelara su cueva. No me ha hecho caso
ese patán…
-¡Cierra la boca, inútil! Busca a Pitch.
-Conociéndolo, diría que nos está escuchando ahora.
-Claro que lo hago. – respondió su monstruosa voz. – Y por
los mil demonios del infierno ¡qué rayos haces aquí Hans! ¡TE HE DICHO CUANTO
ODIO QUE INVADAN MI TERRITORIO!– rugió haciendo que la cueva temblara en su
interior.
-Siempre con tu encantador carácter… - Hans rodó los ojos.
Pitch emergió frente a los intrusos y señaló a la mujer.
-¿Y quién es esta?
Gothel apartó su puntiagudo dedo de sí y respondió con tal brusquedad
y comportamiento completamente atemorizante
que Pitch retrocedió unos centímetros de la bruja.
-Tengo un trabajo para ti.
-Yo no trabajo para nadie. Los mortales trabajan para mí. –
la cólera revivió en la cavidad vacía de Pitch.
-Bien. Si no lo haces, puedo convocar al hechizo de Luz de
las Hermanas.
El Boogeyman se atemorizó, si tuviese color alguno en su
endemoniada apariencia se hubiese puesto pálido.
-¿El qué? – preguntó el confundido de Hans.
-El único hechizo capaz de vencer al Boogeyman.
-¡Anciana mentirosa! – acusó el ser oscuro - ¡Tú no posees
tal poder o hechizo!
-No me conoces, Pitch Black… - alzó sus manos y recitó las
legendarias palabras – “Yo soy la luz. Yo soy demasiado fuerte para luchar. Vuelve
a la oscuridad donde las sombras moran-”
-¡PARA! – la magia de las palabras parecía absorberlo. Había
creído que las únicas personas que conocían el hechizo habían muerto en sus
manos. Se equivocó.
-Ahora me ayudarás. Ambos.
-¿Qué rayos quieres?
-Simple, necesito encontrar a mi hija.
-¿Qué? ¿Nos has llamado solo por eso?
-Calla, Hans. Es más de lo que piensa. Ella cuenta con un
poder mágico que me mantiene con vida. Y necesito de Pitch para que haga un
encantamiento para encontrarla.
-Si eres tan poderosa como para conocer el hechizo de Luz de
las Hermanas, ¿por qué no lo haces por tu cuenta?
-Gothel. Se dirigirán a mí como Gothel. Y solo un ser como
tú puede hacerlo.
-¿Y para qué lo quieres a él? – Pitch apuntó a Hans. Jamás
creyeron que llegaría el día en el que le tendrían temor a una vieja bruja.
-Luego, viene la venganza. Acabaremos con los que la hayan
raptado o fugado.
-Hecho.
-¡Qué! – se quejó Hans - ¡Esta vieja está loca! Dile que no
así puedo volver a las Bahamas.
-Cierra el pico, Hans. No puedo decirle que no, acabará
conmigo. Por lo cual también estas involucrado.
-Genial… - hizo una mueca de impaciencia – yo que empezaba a
disfrutar mis vacaciones.
-Oh, pero disfrutaras esto aún más. Conozco sus hechos,
cuando intentaron acabar con la Reina de Arendelle, y me resultó patético. Les
diré que les falta: pasión por la maldad. Ninguno de ustedes la posee por ello
han fallado.
-¿Cómo te atreves? ¡Soy el ser más Oscuro de todos!
-Aun así has fallado. Pero yo les aseguro victoria.
Hans recapacitó.
-Está bien, estoy adentro. – por fin un villano al pie de la
letra. -Terminemos cuanto antes.
-¿Tienes algo de la persona a la que buscamos?
-Su carta. Eso es todo.
Los agregados fueron volcados en la caldera. El olor era repulsivo
y humedecía los ojos; Gothel y Hans guardaron su distancia. Cuando aquella
estuvo lista. Gothel arrojó la carta a la humeante mezcla. Un aro de luz
apareció reemplazando el trozo de papel. Y allí la pudieron ver. Rapunzel
dormía sobre verdes pastizales. A su
lado una forastera de cabello rojizo. La imagen
se amplió con un movimiento de mano. Había también dos jóvenes, un
dragón y dos chicos alvinos.
-¡Jack y Elsa! – Hans y Picth dijeron a la misma vez al
reconocerlos.
-¿Quiénes? –preguntó Gothel.
-Los de allí –señaló Hans sobre la sustancia burbujeante, y
al tacto la imagen desapareció. – Whoops.
-¡IDIOTA! ¡No pudimos saber su posición!
-Dije whoops –
meneó su cabeza. – Por lo menos sabemos que están entre una arboleda.
-¡Podría ser en cualquier lugar! –Gothel estrujó su esponjado
cabello para reprimir el instinto de matarlo.
-Te dije que no lo necesitarías. – apuntó el Boogeyman.
-No importa, no importa. Hay que relajarse… ¡y armar otra
posición, maldita sea!
-¿Tienes algo más de la chica?
-No.
-Entonces tendremos que traer más.
-Yo iré. Ustedes se quedan aquí. Y la próxima que metas tus
manos en donde no te corresponde… – le dijo a Hans, imitando la forma de un cuchillo
sobre su garganta y se alejó de la cueva en un movimiento de su holgada capa. Tomará más tiempo de lo provisto.
-Viejo, me da miedo. – comentó Hans despacio. No vaya a ser
cosa que Gothel tuviese oídos ultrasónicos.
-Ni me lo digas.
Fin del capítulo 33
solo dejaré este fan art aquí porque me pareció genial.
Esa vieja si da miedo ._. y ya espero el proximo cada vez se pone mas interesante continua pronto!!! (No te estoy obligando)
ResponderBorrar~Saludos
muy bueno, original.saludos tu admiradora :D
ResponderBorrarjajaja que bueno el comentario de Hans con respecto a Gothel en el final de l capitulo, y tambien que se cambiara el nombre a Jacinto jajajaja
ResponderBorrar*O* cada vez es mas interesante... jaja mori con *Y ahora soy Jacinto, si no te importa.* ... muy bueno el cap!!
ResponderBorrarEsa imagen me mato de risa ajajjjajajaj no lo soporto aunque si tienen algo en comun que son tontos ajjajaja mas tontos que hans y el es muy tonto
ResponderBorrarNo entendí porque el título es "el lado oscuro de la luna" si no menciona a la luna por ningún lado
ResponderBorrarPensé que era que la luna había cambiado de humor de tal manera que era igual de mala como la bruja