Jelsa, una historia de amor verdadero... Parte 28

Jelsa una historia de amor verdadero.

Capítulo 28. "Lo prometiste"

Anna, abatida, volvió al castillo. No pudo alcanzar a su hermana, la dejó ir; no pudo perdonárselo.

-¡No puedo creer que lo haya hecho otra vez! Por lo menos esta vez no ha congelado nada… - masculló la princesa. En el camino, apareció Jack. Estaba desesperado.

-¡Anna!

-¡Jack! ¿Dónde has estado?-

-No importa, ¿dónde está Elsa?

-Se ha ido…

-Aghhh… – maldijo – ¡increíble!, lo ha hecho de todos modos.

-¿Espera, qué? – las mejillas de Anna comenzaron a hervir. – ¡TÚ SABES LO QUE LE PASÓ A ELSA! ¡Por eso no has huido con ella!

-Huh… Yo…

-Olvida las excusas. AHORA ME DIRÁS, FROST. POR QUÉ MI HERMANA HUYÓ ESTA VEZ.

-Whoa, whoa. Tranquilízate, princesa. No hay necesidad de alterarse.

-¡No soy estúpida, Jack! Así que mejor me dices o yo-

-Sí, sí, lo sé. Por eso es que… Aghh, ¡te lo diré todo!

-¿De veras? – no se esperaba su rendición tan fácil.

-Sí, pero prepárate… No será fácil para ti.

-Sólo dime.

-Elsa es inmortal, no envejecerá ni morirá. Será como es ahora por toda la eternidad…

-… - ella comenzó a reír. – Muy, muy gracioso Jack… ¿Mi hermana? ¿Inmortal? – esta vez la risa fue más seca. – Digo, ella es completamente normal… Bueno no exactamente pero… - se mordió el labio. - ¿Cómo puede ser posible?

-Mira, ¿recuerdas esa vez en la que, bueno, un relámpago de hielo casi la mata? Ella estaba muriendo… En mis brazos. La quise salvar, por eso…

-¿Por eso qué?

-La besé. Mi beso de amor de verdad la salvó de una manera que es difícil de comprender. Pero no la ha salvado por completo. Su corazón sigue congelado, pero le permite vivir. Esa es la razón de su inmortalidad.

-¡Entonces es toda tu culpa!

-Algo así…

-Por lo menos la has salvado. – se recordó Anna, reprimía el impulso de golpearlo. Aunque era lo que más quería en ese momento. - ¿Pero no puedes remover el hielo de su corazón? Tal vez también se removerá su… bueno eso.

-Me temo que no. – Jack abolió sus esperanzas. - ¿No entiendes? El hielo la mantiene viva. Si de alguna forma se derrite… Puede morir.

-No… ¿No existe otra cura?

-No lo sé. Pero por ello Elsa huyó. Para encontrarla.

-¿Y por qué no has ido con ella? – repuso.

-Porque quería que supieses la verdad del asunto. ¡Pero ella  no quería…! – frenó. Le había costado tanto comprenderlo. – Ella trataba-

-Elsa trataba de protegerme… - concluyó Anna.

-Sí.

-¿Pero ella quiere esto, la inmortalidad?

-En verdad… no, no la quiere.

-… Debemos encontrarla, y ayudarla en su búsqueda. – volvió sobre sus pasos. - ¡Vamos! Seguro que se ha ido a las Montañas del Norte-

-Aguarda.

-¿Qué? – frenó en seco.

-Tú te quedarás aquí, es una orden. Yo iré tras ella.

-¡De ninguna manera! Debo ir, ¡me necesita, soy su hermana!

-Y yo su Guardián.

-Oh, ¿así que esto es una competencia de quién es su favorito? Da igual lo que seas, pero yo iré también.

-Mira… Yo puedo volar hasta allí y encontrarla. Será más rápido que ir contigo caminado.

-Pero yo quiero ir-

-¡Lo sé! Pero es lo mejor. Ey – sostuvo su hombro desnudo -, sé  una buena hermanita y déjame ir tras ella. La traeré más rápido de lo que puedas decir “sándwich”.

-… De acuerdo. Pero Jack… Por favor, trae a mi hermana a casa. –imploró abatida.

-Lo prometo. – y despegó. Anna lo veía esfumarse entre las oscuras nubes.

-… Sándwich.

-¿Ahora qué? – Elsa deambulaba de un lado a otro cual león enjaulado. – Oh, será mejor que empiece a pensar como encontrar esa bendita cura.

Jack aterrizó silenciosamente en el interior del palacio. Desde detrás de la columna, como la primera vez, la admiró sin que esta notara su presencia.

-Aghhh, ¡no sé qué hacer! Piensa, Elsa, piensa.

-¿Teniendo problemas, mi lady?

-¿Huh? ¡Jack! – su rostro se iluminó al verlo, no esperaba que viniese… tan pronto. En eso, recordó que estaba enojada con él. Se detuvo a medio camino de correr a sus brazos -¿A qué has venido?

-A llevar a mi querida Elsa a casa.

-Oh, eso.

-¿Qué sucede?

-No volveré, Jack. Asunto terminado.

-¿Qué? – Aquí vamos de nuevo… -¡Escúchate, suenas como una niña pequeña!

-¡Y tú como mi padre! No puedes decirme que hacer SOLO porque eres mi Guardián. (Y más que eso)

-Pero debes escucharme, ¡solo una vez!

-Como sea, no puedes forzarme a regresar. Ya he tomado una decisión.

-No, no puedo hacerlo… Pero lo que sí puedo es ayudarte a hacer lo correcto.

-Fácil, vuelve al Reino y deja que te ayudemos a encontrar esa “cura”. Sé que los tres podremos-

-Espera. ¿Los tres?

Oh, no… en su mente, Jack golpeó fuertemente su cabeza con la mano.

-¿Anna y tú?

Él y Anna…

-Espera, no es lo que parece-

-¡Tú le dijiste…!

-P-puedo explicar-

-IMPOSIBLE, NO LO PUEOD CREER. ¡Me has traicionado!

-¡Trataba de ayudarte!

-¿¡Cómo!? ¿Mortificando a mi hermana por mí? ESA ES LA PEOR AYUDA QUE PUDISTE DAR.

-¡No, pero-! Pero ella debía saber, probablemente podría ayudar.

Elsa suspiró. Estaba cansada de enfadarse. Su vida era una montaña rusa que no la dejaba respirar. Todo descendía. Con su más lamentosa voz, pero sin derramar una lágrima, la Reina habló.

-Vete, Jack. No necesito  tu ayuda.

-Olvídalo, quiero ayudarte. Eso es lo que hago. Por eso soy tu Guardián. Quiero protegerte, no importa en qué situación te encuentres.

-¡Pero yo no quiero tu refuerzo! – suspiró pesadamente. – Me has fallado… ¿Qué clase de Guardián eres? No me ayudarás, no eres parte esto… Ya no más.

-No, Elsa. Espera, por favor. Piénsalo un segundo, no lo estás pensando claramente-

-No, Jack. Tú no entiendes… Ya… Y ano te quiero como mi Guardián o lo que sea si no puedo confiar en ti. Se terminó.

-No… - se le calló el alma a los pies. – Si… Si tú me quieres fuera del camino, bien. Pero necesito saber, ¿es eso lo que deseas?

-No lo sé.

-¡Entonces piensa! No puedo seguir siendo tu juguete por siempre. Un día me quieres y otro no, ¡decídete!

-Jack… Por favor…

-¡Respóndeme! ¿Quieres que me vaya de tu vida? ¿Para siempre?

-NO LO SÉ… no lo sé. Te necesito, pero a la vez no te quiero cerca porque me has fallado cuando habías prometido no contarle a Anna.

-Pero puedo arreglarlo ¿Qué hago para recompensarte?

-No, Jack, no puedes…

-¿Entonces para qué todo este drama?

-…

-Espera… Sé por qué.

Elsa lo miró con ojos angustiados, pero su mirada era fría y seria.

-Tú ya no me amas. Por eso me quieres fuera. ¿Me equivoco?

Un suspiró, esa fue toda la respuesta que él necesitaba.

-No me equivoco… Bien. Ya no tendrás que verme. – giró sobre sí y empezó a caminar al balcón, su salida más cercana.

-…Espera.

Él no quiso hacerlo, estaba dispuesto con todo el dolor del mundo a marcharse, pero las palabras de Elsa hicieron que frenara su paso. No se grió a verla.

-¿En verdad vas a dejarme? Creí que pelearías por esto, ¿no lo harás? ¿No pelearas siquiera por nuestro amor?

-¿Qué amor, Elsa? – abruptamente se giró a mirarla. Por primera vez al verla, no tuvo ese deseo de besarla o acariciar su bella piel. No, esta vez lo único que quería hacer era hui de allí. – Tú lo has dicho, se acabó. No quieres que sea tu Guardián, ¡está bien, no lo seré si tanto lo quieres! ¿Pero por qué me quedaría si ni siquiera quieres que lo haga?

-¡Porque prometiste que te quedarías a mi lado!

 

Jack suspiró su último aliento. No había más que decir.

-Lo siento, Elsa.

Su figura voló lejos de allí, sin siquiera mirar atrás. Ya no volvería…

-P-pero… Lo prometiste.

Después de tanto tiempo reprimiéndolo, Elsa se echó a llorar, y jamás paró.

Lo prometiste…

Fin del capítulo 28

Fin de la parte II

Y con un tristísimo final, me despido para siempre... Es broma, sé que esta parte II ha pasado muy rápido, es que estoy entusiasmada por empezar la tercera y última parte.  Sin duda, todos estos capítulos tuvieron un giro triste :(

Es probable que no actualice por unos días así que Felices fiestas!

Les dejo la foto del avance de la siguiente parte:

de "Gritándole a la Luna"