Jelsa una historia de amor verdadero.
Capítulo 27. "Entonces me iré."
-¿Elsa? – a Jack
no le dolía más que verla tan herida y molesta, sobre todo con él. Ladeó la
cabeza para mirarla, pero ella insistió en apartar la mirada y caminar derecho
al palacio.
-No empieces,
Jack.
-Pero es que no
me gusta verte así.
-¿De qué otra
forma quieres que esté? Mi vida esta arruinada. - se lamentó apresurando la
marcha. Jack corrió a impedirle el paso.
-¿Qué esperas
que haga?
Elsa lo miró
serio, su expresión vacía.
-Arréglalo, o
nada.
-Elsa - sus
palabras eran dulces. En lugar de enfadarse como hubiese hecho, prefirió hablar
las cosas claras. –, sabes que no fue mi culpa. Está bien, yo te salvé la vida,
¿pero cómo iba a saber que eso te haría inmortal? Yo no desee por esto… Sí, lo
admito, había fantaseado con una situación así, pero no fue apropósito.
¿Entiendes?
La joven sabía
que no lo era, sólo que no sabía a quién culpar. Era tonto, también sabía.
-T-tienes razón…
Yo lo siento. No hay excusa para mi comportamiento. Fue tan injusto que me he
desquitado contigo… No lo merecías.
-No me pidas
perdón, cariño. Sólo trata de no estresarte, no resolverá nada.
-Lo sé, ¡es que
no sé qué voy a hacer! Es tan injusto.
-Yo tampoco,
pero puedes dejar que te ayude. Juntos buscaremos una forma de deshacerlo, o
como sea.
Elsa lo abrazó.
No pudo siquiera decir “gracias” por el ajustado nudo en su garganta. Pero esta
vez no se permitiría llorar. Ya lo había hecho por mucho tiempo, y las lágrimas
no hacían milagros.
Jack desajustó
sus brazos de su cintura y la miró.
-Así me gusta.
Ahora vamos a decirle a tu hermana. Estoy seguro que será de alguna ayuda.
Anna… Diablos, se había olvidado de ella.
-¡No! ¡De ninguna
manera le diremos a Anna! – chilló. No, no, no. Ella no podía saber de su
situación “temporal”, como Elsa prefería referirse.
-¿Qué? No seas
ridícula, ella debe saber. ¡Es tu hermana!
-Da igual, lo
oculto por su bien.
-¿Qué bien va
hacerle mentir? ¿A caso te gustaría que ella te escondiese semejante tema? – de
nuevo, él estaba histérico. – Mira, Els. Comprendo que no estés muy segura de
cómo manejar esto, pero-
-No estoy lista,
y mucho menos lo está ella. Saberlo le rompería el corazón. ¡Yo viviré y ella
no, seré yo la que la veré morir inclusive! No puedo decirle…
-No se trata de
estar lista, sino de que ella debe saberlo en estos instantes. De otra forma se
enterará en el futuro mientras ella envejezca, le salgan arrugas y tú sigas
siendo fresca y joven y le dolerá aún más saber que le has ocultado tu estado.
-¡Pero ella es MI
hermana, y decido no contarle!
-Si no le cuentas
tú a Anna, seré yo el que lo haga.
-¿Qué me tienen
que contar? – Anna se había sumado a lo conversación.
-Hablando del
diablo… - comentó Jack.
-¡Anna! ¿De
dónde rayos has salido?
-Los he visto
llegar y vine a saludar. ¿A qué se debía tanta discusión? ¿Qué es lo que debes
decirme, Elsa?
-Huh… Nosotros… -
los habían agarrado por sorpresa.
-¿Elsa…? – Anna insistió.
-Sí, Elsa, dile
eso TAN IMPORTANTE que DEBÍAS DECIRLE. – Jack siguió la corriente. Pero ella no
lo haría, Anna no debía enterarse por ningún motivo.
La Reina no
respondía, ¿qué iba a decirle?
-¡Ustedes qué!
-Huh… Bueno... -
Elsa tuvo que armar un pretexto al vuelo. – Jack me ha ofrecido matrimonio. Y
yo acepté, eso es todo.
-No mient-
¿Espera qué? – se frenó Jack. ¿Había oído
bien? - ¿Has dicho… matrimonio?
-¿De verdad? –
Anna se veía emocionada. Por poco sus ojos no se salían de su cara.
-¿De verdad? –
continuó Jack sorprendido.
-De verdad. – la
joven estaba más aterrada de lo que creía.,
-¡OH, ELSA ESO
ES GRANDIOSO! – la princesa saltó a sus brazos. Tanto Elsa como Jack eran
estatuas.
–Ahora si me
disculpan debo ir a casa a… Bueno, hacer algo
pendiente. Nos vemos.
La capa de Elsa
voló a medida que ella se adentraba a toda velocidad. Lo único que quería era
alejarse de las reacciones de su hermana, y sobre todo de Jack. No sabía cómo
se lo tomaría él, pero no estaba
preparada para averiguarlo luego de esa mentira. Podría estar tanto herido como
emocionado…
-¡No puedo creer
que ustedes dos se vayan a casar! – había dicho Anna antes de que Elsa se marchara.
-¿No es eso lo que has deseado siempre?
Silencio.
-… Sí, supongo.
La muchacha de
pelo rojo se había quedado a solas en el vestíbulo al aire libre del palacio
junto con Jack. Su emoción comenzaba a contagiarlo.
-Estoy tan feliz
por ustedes, qué emoción ¡Sigo sin poder creerlo!
-Sí… Yo tampoco
puedo creerlo. – una sonrisa fugaz pasó por sus labios.
-Pero aun no
entiendo por qué Elsa se fue tan nerviosa y… rara. –Anna hablaba a cien por
hora -Tal vez está un poco aterrada por todo el tema del matrimonio. Me refiero
a que ella siempre hablaba de casarse contigo.
La sonrisa se
ensanchó.
-Pero ahora… No
lo sé, se ve diferente. Algo anda mal con ella, lo presiento. ¿Está ocultando
algo, Jack?
-No lo sé, tal
vez si le preguntas…
-Buena idea.
Espera, ¿está todo bien? Te ves en shock.
-No puedo creer
que lo haya dicho… - las palabras se desprendieron de sus pensamientos. Sonrió
enormemente y sin notar que lo había dicho en voz alta.
-¿Decir qué?
-Que nos
casaremos…
-¿QUÉ? Pero ella
dijo que TÚ le habías propuesto, ¿cómo puedes estar tan sorprendido?
Oh-ho…
-Oh… eso. Uh, me
refería… Huh…
-¡Estás
mintiendo! ¿Qué está sucediendo? – Anna tenía los pelos de punta. –Jack, dime
qué es. Soy su hermana, ¡debo saber!
-… - Jack buscó
una escapatoria - ¡OH, mira la hora! – miró su muñeca desnuda – Lo siento
mucho, Anna, pero debo ir con… ¡Elsa! Sí, Elsa. Para hablar de la boda y esas
cosas… Tú sabes. – giró sobre su eje. - ¡Adiós!
-¡Espera, Jack!
¡Cuéntame primero!
-Dije adiós. - Él
siguió su rumbo.
-¡No, espera!
Respóndeme. ¿Qué debería saber?
La verdad, Jack rio por lo bajo irónicamente.
-Mejor
averígualo por tu cuenta.
Y se alejó
volando de la muchacha con sus palabras atascadas en su boca.
-¡De acuerdo,
vete! Buscaré la respuesta yo sola.
Mientras tanto, Elsa
se refugiaba en su estudio. Su mirada estaba perdida a través de la ventana a
su vez que meditaba.
-Oh, Anna, ¿qué
voy a hacer contigo? – tomó un profundo bocado de aire – No puedo simplemente
decirle que soy… inmortal. La destruiría. Ella no puede saber. Pero… ¿qué tal
sin encuentro una forma de revertirlo, una cura, antes de que ella se entere? …
¡Sí, podría funcionar! ¿Pero cómo la obtengo?
Unos golpes en
la puerta la interrumpieron. El visitante se invitó a pasar.
-¿Quién es? Oh,
eras tú Jack. – le sonrió.
-Hey, cariño,
¿me extrañaste? Espera, déjame responder eso… Sí lo hiciste. – el Guardián
guiñó un ojo.
-Payaso… ¿Qué te
trae aquí?
-Vine a hablar
de tu “problema”.
-Oh… Eso. - la
nube de alegría que Jack le generaba con sus payadas desapareció.
-Entonces, ¿le
dirás?
-Por supuesto
que no. Ya no lo repetiré.
-¡Elsa, ella es
tu hermana!
-¡Lo sé! Y yo
soy la que está tratando de protegerla, no tú.
-¿Has venido a
decirme qué hacer? No necesito órdenes, Jack.
-Vine a decirte
qué no hacer: mentirle a Anna. No es la solución ¡entiende!
-¿Y tú qué sabes
de cuidar a una hermana? – Elsa seguía teniendo la misma manía de meter la pata
en temas delicado y deseó no haber abierto la boca.
-Lo sé… porque
tuve una. Y ella ya no está. Pero si estuviese viva, aquí conmigo, la
protegería con mi vida miles de veces más y jamás, jamás le mentiría.
-… No es el
caso, Jack.
Por más que él
intentara, Elsa no daría el brazo a torcer.
-Mantendré el
secreto como he hecho toda mi vida. Anna nunca lo sabrá y punto.
-Espera, ¿entonces
lo de nuestro matrimonio también era una farsa?
-Me temo que sí…
- dijo con cuidado. Sabía que la verdad le dolería más que la mentira. – Lo dije
solo porque vino a mi mente. Era una excusa para evadir las preguntas de Anna…
Jack hubiese
deseado que su respuesta fuera diferente.
-Pensé… pensé
que era real. Me siento estúpido. Supongo que casarse conmigo es muy terrible,
¿no?
-¡No, Jack, ese
no es el punto!
-¿Y cuál es el
punto?
-Yo sí quiero
casarme contigo… Pero, ahora no estoy lista.
-Jamás estás
lista para nada.
-Por lo menos
hasta que rompa esta maldición…
Jack suspiró.
Había sido un día entero de discusiones, no quería seguir por ese camino.
-Está bien… - se
rindió. – Supongo.
La joven le dio
una débil sonrisa; lo que más precisaba era su apoyo.
-¿Y cómo harás
eso exactamente, romper una maldición?
-No lo sé
todavía… ¿Pero me ayudarás?
-Huh… No lo sé… –
Jack merodeaba por la sala, subiendo y bajando de las mesas y sillones. – Sigo sin
comprender por qué es tan malo ser inmortal. O sea, yo lo soy y ¡hey, mírame!
Estoy perfecto.
Una risa se
escapó. Trata de ser seria, Elsa. Habló
dulcemente.
-Sabes que no
quiero la inmortalidad, quiero que mi vida siga su curso normal. Es lo que más
quiero. Y ahora necesito de tu ayuda… ¿De acuerdo?
-De acuerdo… ¿Y
qué vamos a hacer?
-Tal vez podamos
hablar con la Luna. Ya sabes, él te ha dicho cómo reparar tu problema. Puede
que me ayude a mí también-
-No…
-¿Disculpa?
-No te ayudare…
-¿¿Qué?? ¿Por
qué?
-¡A menos…! Que
le digas a tu hermana la verdad sobre todo.
-Está bien, lo
haré yo misma. – resopló. – No te necesito. Ya he hablado con Hombre de la Luna
una vez. Puedo hacerlo otra vez. Con o sin tu ayuda.
-¿Qué? Sabes que
no podrás por tu cuenta.
-No me
subestimes, Jack. – Elsa arrastró las palabras. – Por favor, ya vete. Debo…
pensar.
-Excluyéndome no
resolverás nada. Seré yo quien le diga a Anna entonces.
-¡No puedes
hacer eso!
-A no ser que lo
hagas tú. Dile sobre tu estado y que nuestra boda es solo… una mentira. Es
mejor que seguir ocultando. ¡Acepta lo que eres ahora, Elsa! Sólo así podrás
resolver las cosas.
-No te atrevas,
Jackson. No puedes siquiera obligarme, ella es mi responsabilidad.
-¡Y yo soy tu
Guardián! Pero parece que ya no te importa. ¿Y luego qué? No me detendrás a que
se lo diga hagas lo que hagas.
Elsa recapacitó
sus siguientes palabras, su mente gritaba que las dijera pero su corazón la retenía.
-Entonces me iré…
-¿Te irás? – Jack
quedó atónito – Eso es estúpido, ya lo has hecho otras veces. ¿Dejarás a tu
hermana, tu Reino y a mí una vez más? ¿Todo porque no le quieres decir la
verdad? ¿Es eso lo que quieres?
-... De acuerdo.
Entonces vete. – Jack dijo severo.
-Bien.
Elsa de alejó de
él hacia las puertas y corrió escalera abajo. En el momento en que las puertas
de la oficina se abrieron, Jack gritó.
-¡Espera no te
lo tomes tan – las puertas se cerraron en su nariz -… literal!
Llamó a Elsa a través
de ellas, y maldijo haber dicho que se fuera. Por supuesto no quería que lo
hiciese. Ninguno de los dos estaba manejando la situación de la mejor manera.
Al llegar al gran
salón principal, Elsa se apresuró por alcanzar la salida, hasta que Anna se
puso en su camino. ¿De dónde salía cada
vez?
-¡Hey, Elsa! Ahí
estás, te estaba buscando.
-Qué necesitas,
Anna. Estoy en un apuro. – trató de ocultar las lágrima, sus hinchados ojos y fingió
una voz normal.
-¿En serio? ¿A
dónde vas?
-Huh… Ningún
lugar en particular.
-Oh, ¡yo también
voy para allá!
Elsa le dedico
una cara de pocos amigos. Quería sacársela de encima.
-Espero que no…
-¿Y a qué hora regresas?
Estaba planeando ayudarte con eso de la boda, si quieres.
-Espera… ¿Estas
huyendo? ¿E-está todo bien?
-Anna – se giró
hacia ella -, prométeme que cuidarás de ti y de nuestro Reino.
-E-está bien.
¿Pero qué pas-?
-Sé que serás
una Reina perfecta. – sonrió a duras penas, su farsa no estaba yendo como
pensaba. No era tan fuerte para sostener su dolor. – Adiós, hermana. Por el bien
de todos…
-¡Elsa, no,
espera! – Anna jaló de su mano haciendo que se detenga. Estaba tan cerca de la
salida.
-¡Espera,
escúchame! – continuó ella. – No puedes irte. ¿Qué voy a hacer sin ti? Ya me
has dejado una vez, no lo hagas… Por favor. Te necesito, eres mi hermana; la
única familia que tengo además de Kristoff. Y ni siquiera sé por qué huyes esta
vez. No importa lo que sea, juntas podremos arreglarlo… Por favor, no te vayas.
Las súplicas de
su hermana se clavaron en su pecho. A nadie le dolía más que a Elsa abandonarlos,
una vez más.
-¿Qué? ¿¡T-te
irás!?
-Sí. ¡Y no me
sigas! – continuó su acelerado andar.
-¡NO! ¡Puedes
decir lo que pasa; por qué te vas! No tienes que ocultarme nada, Elsa.
-¡Entonces iré
contigo!
-No… ¡NO. LO
HARÁS!
Elsa, girando
sobre sí, lanzó sus congelantes poderes a donde Anna se encontraba. Muchos
sirvientes, incluyendo a su hermana se petrificaron. Los picos puntiagudos
impedirían el paso de cualquiera.
-Elsa… - imploró
la princesa.
-Lo siento,
Anna. – giró el perillo de la puerta a sus espaldas y huyó.
No dejaré que lo sepa, y espero que Jack
haga lo mismo…
-¡Elsa, tu hielo no me alejará de ti! – Anna la seguía a
metros de distancia. Sin duda, Elsa era más rápida, si seguía el ritmo la
perdería.
Debo huir y encontrar la cura, yo sola.
Volveré a la asilada vida que solía tener, si es necesario. Es un riego que
debo tomar.
-¡ELSA ESPERA! –
la voz de Anna se oyó no muy lejos. A delante de Elsa, estaba el calmo mar. Con
su pie sobre este, un brillante rastro de hielo se formó sobre el agua, creando
así un sólido rastro congelado por el que Elsa cruzó hasta el otro lado en los
frondosos bosques.
Dejó todo lo que
amaba atrás.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarGracias dani! posiblemente hoy haga otro capítulo. La verdad que estoy haciendo más de lo que solía xD
BorrarSi como Daniela, se siente la tension, hay problemas. Pero me encanto, es muy emocionante
ResponderBorrarlo adoro. Siguela Britt es muy linda tu historia ;D. Te quiero!
Gracias, en verdad pienso que no soy muy buena reflejando los hecho, pero gracias por el apoyo! También te quiero!
BorrarBritany sigue. Haciendo la historia es muy linda Y única .....
ResponderBorrarBrit. disculpame que te lo diga pero me parece que Elsa esta siendo un poco cobarrde y mal agradecida con Jack y desonesta con Anna y con sigo misma. Bueno dejando eso atras escribiste un nombre me es mi debilidad y me ablando todos los nervios y las tensiones¡Jackson! es el apellido de el hombre de mi vida ¡MICHAEL JACKSON!!! Elsi se reconcilie con Jacky
ResponderBorrarHola, en el capítulo anterior mencionaste en los comentarios que hiciste o harás una serie de Jelsa donde participan Hiccup,Merida y otros ¿ Cómo se llama la serie ?
ResponderBorrarHola he comenzado ya leer tu serie es fantástica tu imaginación no tiene limites eres muy buena
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