Jelsa una historia de amor verdadero.
Capítulo 23. "Oscuridad"
Minutos, tal vez horas pasaron.
Elsa no se había movido de su posición; no quiso siquiera saber la pinta que
tenía. Ojos rojos y peinado destruido. Respiró despacio. Se sentía mareada y
tensa, como si una roca gigante le hubiese aplastado el pecho. Ya estaba harta
de esto, no quería sufrir más por culpa de Jack; era hora de ser fuerte.
Se levantó con la ayuda de un árbol cercano. No había reparado
en el hecho de que la mayor parte de esa zona estaba congelada. Como si eso
importara. Caminó de nuevo al castillo de Arendelle, dejando un rastro de
escarcha a sus espaldas. Ya allí, ordenó a todos y cada uno de los guardias que
pongan al máximo la seguridad del palacio, debían impedirle que Jack llegara a
ella. Si es que pensaba volver. Se encerró en su oficina y no se supo más.
A su misma vez, las velas que alumbraban la penumbra del bosque,
en el prado de la cascada, se apagaban.
-Será que Elsa no vendrá. -respingó.
Había pasado más de una hora y no hubo señales de ella. Quizás
no pensaba venir. Jack se rindió y voló por los aires hasta su hogar. Le llamó
la atención la inusual cantidad de soldados en la puerta, pero no le dio
importancia. Entró por la ventana y se encaminó por los corredores en busca de
la muchacha. De algún modo u otro debían hablar.
Justo, una sirvienta, Martha pensó que era su nombre, merodeaba
por allí. Jack no se esperaba el gritó que pegó la anciana en el momento en que
lo vio.
-¡GUARDIAS!
Al instante, Jack se encontraba rodeado de uniformados.
-Eh, amigos. Soy Jack, ¿por qué tanto revuelo?
Ninguno de ellos tenía cara de buenos amigos, apuntaron sus
lanzas hacia él. El Guardián dio un salto.
-Whoa, esto no me lo veía venir.
Sin más que hablar, burló al los Guardias y voló cerca del
techo. Esquivó aquí y allá lanzas, flechas y espadas. Los pasillos se abrían
ante él hasta que unas puertas dobles se abrieron y en el momento se frenó la
delirante escena.
-¡Elsa! - dijo Jack sin aliento - ¡Qué rayos-! Entiendo que
estés enojada, ¿pero eran los guardias necesarios?
La Reina lo miraba con veneno en sus ojos. Lo mismo con su voz,
era severa como quien manda a decapitar a un asesino.
-Lárgate.
Jack rodó los ojos, en verdad le hartaba esta situación.
-Aquí vamos de nuevo...
-¡Hablo enserio! LÁR-GA-TE. -dijo con gravedad.
-No sin antes explicar todo. No entiendo qué sucede-
-Estás exiliado de Arendelle. -continuó la muchacha haciendo
caso omiso a sus palabras. - Cada persona de esta tierra tendrá la obligación
de matarte si te ven por esta zona si no te marchas ahora.
-¡No entiendes, Elsa-!
-Vete y jamás vuelvas. O te sacaré por mi cuenta. - cada palabra
le encogía el corazón, tanto a ella como a él.
-... ¿Es eso lo que quieres? ¿Ni siquiera vas a dejar que te
explique?
-No hay nada que explicar. - convocó sus poderes
amenazantemente, preparados para un disparo letal.
El alma se le cayó a los pies. Jack sabía que no había nada que
hacer, no importaba cuánto lo intentase. Era lo que ella quería y él no podía
hacerla cambiar de idea.
-Está bien. Si es lo que quieres. - alzó los brazos en señal de
derrota. Los guardias le abrieron paso y se alejó. Elsa, con el ceño fruncido,
no le había quitado el ojo de encima.
Finalmente, cuando se esfumó de su vista, se relajó. Pero la
pena y el dolor volvieron como un suspiro. Dio la orden a todos que se
retiraran y se encerró nuevamente.
Reflexionó y reflexionó. No sabía qué hacer. Anna, luego de ver
tanto movimiento por los pasillos, fue a preguntar a su hermana. Forzó el
cerrojo de la oficina que estaba congelado y se invitó a entrar. El frío de la
habitación captó su atención, por poco no nevaba.
-Elsa, sé que algo anda mal. ¿Qué sucede?
Aquella pequeña forma como un capullo pegado a la pared nevada
resultó ser su hermana. Estaba acurrucada, abrazando sus piernas y llorando
ferozmente.
-Vete, Anna.
No le hizo caso. Se acercó a su frío cuerpo y la abrazó. Elsa se
hubiese resistido de haber tenido la fuerza para moverse.
-Puedes decirme, te hará mejor.
-...
-Anda...
-Él... Rompió mi corazón, Anna. Lo arrancó de mi pecho y lo
pisoteó como si fuese basura. - Ella contó palabra por palabra todo lo vivido
aquella noche. - Fue un error haber ido.
-No, shh shh. - intentó evitar que lágrimas surgieran de sus
ojos - Calla... Estarás bien. Él era un idiota, lo supe desde que lo vi.
-Anna...
-Déjame terminar. Lo que hizo él es imperdonable, pero tú debes
seguir con tu vida. Demuestra que eres fuerte.
-No lo soy. -sollozó.
-SÍ LO ERES. Solamente que estas herida. Ya encontrarás la
manera de sanar, y yo estaré a tu lado si lo necesitas.
-No...
-¿Huh?
-No te arrastraré con mis problemas. - escupió sus palabras con
brusquedad y decisión.
-Pero, Elsa-
-¡Anna, tú tienes una vida, vívela! ¡No quiero hacerte parte de
mi sufrimiento! Tienes un esposo bueno y que te cuidará. Yo no arruinaré tu felicidad.
-¿De qué hablas? Hermana, no hagas ninguna locura.
Elsa se levantó, decidida como nunca. Fue hacia su habitación;
Anna corría tras ella a paso torpe.
-¿Qué haces? - inquirió Anna histéricamente.
-Lo correcto. - la Reina tomó un abrigo y algunas cosas
indispensables y se encaminó pesadamente hacia la puerta principal. La joven
pelirroja se interpuso en su camino.
-No, para. ¡No puedes huir de tus problemas toda tu vida!
-Muévete, Anna. No estoy huyendo. Los enfrento por mí misma.
-¿Te vas a las montañas porque Jack rompió contigo?
-¡No! Voy a pensar.
-¡Puedes pensar aquí!
-Anna, no entiendes. Quiero estar sola.
-Eso es absurdo, no te dejaré ir. - las lágrimas amenazaban por
salir.
-Déjame.
-¡No! Para eso estoy aquí, para ayudarte en tus problemas. Elsa,
por favor, te lo suplico; quédate.
En un suspiro, Elsa congeló los pies de su hermana para fijarla
al suelo y que la dejase salir de allí. Antes de atravesar corriendo las
puertas, se dirigió a su hermana.
-Lo, siento. - se alejó sin mirar atrás, excepto cuando se
encontraba lejos del alcance de su hermana inmovilizada; giró hacia ella y
descongeló sus pies. No era tan cruel para dejarla allí paralizada. Algo de
bondad quedaba en su corazón. Y así su figura se perdió en la noche.
Jack no paró de caminar, sin rumbo. Parecía que sus pies lo
guiaban a ninguna parte y con mente propia. El resto de él estaba muerto. ¿Cómo
diablos superaría esto? ¿Quería hacerlo? Su llanto era silencioso, más bien
gritaba en su interior.
Un crujido de hierbas lo despertó de su trance. Lo habían
seguido.
Sujetó firme su bastón de madera y gritó a las sombras.
-¡Quién anda ahí!
Los pasos se oían más cerca pero sigilosos.
-Sé que estás ahí. - aulló Jack. - Sal.
Un tipo salió de la oscura penumbra entre dos inmensos árboles.
Llevaba una linterna, y la encendió al hablar.
-Puedes bajar eso.
Jack no lo hizo.
La luz verdecida desenmascaraba una sonrisa macabra que Jack no
había notado desde un principio.
-¿Me recuerdas?
-Nunca te he visto.
-Entonces, es un placer conocerte, Jack Frost.
-Lo mismo diría si no te conociera. ¿Cómo dijiste que era tu
nombre?
-No lo he dicho. Pero tal vez me conozcas, soy el décimo tercero
en el trono de las Islas del Sur. Soy el príncipe Hans.
¿Hans? Oh, ¡Hans!
-¡Tú! - amenazó con dispararle - ¡tú has sido el idiota que casi
mata a Elsa!
-El mismo. - el muy despreciable no se mostraba arrepentido.
Jack no lo dudaba, le daría su paliza. Fue oportuno que se apareciera allí en
el bosque esa noche; tenía mucho enojo que descargar. Hans sería el afortunado
en recibirla.
Pero este continuó hablando, estaba claro que tenía algo
importante que decir.
-Oí que tu noviecita te echó. Tranquilo, sé cómo se
siente.
-Los rumores corren rápido. - dijo él en tono sarcástico pero
sin dejar de ser orgulloso. Continuó con su paso indiferente.
-Veo que no respondes, pero sabes
que ella te desechó como basura. Al fin Elsa se dio cuenta de lo patético que
resultaste ser.
-No me provoques…
-¿Y qué vas a hacer? ¿Congelarme? – se carcajeó
Hans y agitando las manos socarronamente.
-Cierra la boca, perra pelirroja.
-Te la das de muy macho pero no te
atreves. Por lo mismo que no te atreviste a pelear por Elsa.
-¡Ya está, estás muerto idiota! –él
se abalanzó sobre Hans y arremetió contra él con un puñetazo.
Hans casi cae de espaldas ante el
impacto pero logra mantenerse en pie y devolver el golpe. Golpazos, maldiciones
y algunos que otros picos de hielo volaron por el bosque, mientras se cernían
en una fiera batalla cuerpo a cuerpo.
Jack logra posicionarse sobre el
cuerpo de su rival enviando golpes a diestra y siniestra en su rostro moreteado.
El Guardián estaba tan cegado por la ira que no notó cuando su oponente empezó
a reír.
-¿De qué te ríes, tarado? – rugió.
- Además de tu nariz sangrante,
por el hecho de que ya no volverás a verla.
-¿Qué? – dijo atónito e incrédulo.
-Cómo escuchaste. ¿Qué tan lento
eres para notar que esta es una distracción? Te creía más inteligente, Frost.
Él no lo dudó y le dio otra trompada.
-¡Una distracción de qué!
-En verdad eres idiota. En estos
momentos mientras me golpeas, tu Reina está siendo asesinada. Pero tranquilo,
le pedí a Pitch Black que no sea tan sanguinario, por un rato…
La sangre de Jack se heló y su
latido se detuvo.
-¡DÓNDE ESTA ELSA!
-En problemas, seguro.
-¡Habla si no quieres que te mate
ahora!
A Hans no se le movió ni un pelo,
su rostro sereno estaba sellado en él.
-Si te cuento, me matan. Si no te
cuento, me matas. Si me matas no te cuento, y si no me matas tampoco.- Hans se
ganó otra trompada… y una patada en sus partes nobles.
-¡NO JUEGES CONMIGO! ¡Si le tocan
un pelo juro que te mataré!-
-En verdad no lo sé. Pero sí que
está con Picth… Y muerta.
Elsa corría a toda velocidad entre
los frondosos árboles, su aliento se había perdido tiempo atrás y su mente daba
giros. Por el momento sólo quería llegar a su hogar en las montañas
-¿Perdida? – una voz grave y hosca
soltó de la nada. Elsa tuvo miedo de responder, tal vez se lo había imaginado.
-Es poco correcto no responder…
-¿Quién es?- gritó alarmada.
De una sombra; sí, de una sombra,
surgió una persona. Más bien una criatura. Era oscura y con paranormales ojos
amarillos. Elsa no había visto algo parecido en su vida. El espectro habló con
su tenebrosa voz pausadamente, no ayudaba a aquietar el temor de la chica.
-¿Tú que crees?
Jack se ocupó rápidamente de dejar
K.O e inconsciente a Hans y surcó los cielos a toda velocidad. Debía encontrar a Elsa urgentemente, o sería
demasiado tarde. Voló sobre los bosques pero no había señales de ella. ¿Dónde
estaba?
-N-no, no lo sé. ¡Aléjate de mí! –
la Reina, con el miedo estrujando su pecho, retrocedió y le expulsó con sus
poderes una gran masa afilada de hielo. Pero el espectro simplemente
desapareció en una nube negra de su lugar original y apareció en otro sitio.
Elsa repitió el golpe pero jamás
daba en el blanco.
-¿Qué clase de monstruo eres?
-El peor… Me conocen como el Rey
de las Pesadillas y de la Oscuridad; pero sobre todo como the Boogeyman. Pero tú
me dirás… -Pitch arrastraba las palabras macabramente. Parecían espadas afiladas
lanzadas directo hacia Elsa. El Coco era malditamente real, y estaba detrás de
ella.
-¡Qué quieres de mí!
-Oh, ya te enterarás.
-¡Nunca! ¡Déjame! – no podría derrocarlo,
pero sí huir.
Formó un rastro perfecto de grueso
hielo en el que patinó instantáneamente hacia
una diferente dirección; Jack le había enseñado eso.
No miró hacia atrás, porque si
frenaba él la atraparía. Debía seguir. Desconocía sus planes, pero fueran los
que fueran no serían buenos para ellos.
Pese a su intento de escape, no
fue lo suficiente. Pitch estaba al final de su camino congelado. Elsa
trastabilló y calló a un lado. Pronto cuando se incorporó con rodillas y brazos
raspados, una espesa nube oscura la rodeó. Podía oír en ella gritos
atormentados, sintió más miedo que nunca. Trató de huir de allí pero esta extraña magia la golpeaba y aturdía.
-Intenta lo que quieras, no podrás
escapar de estas pesadillas.
Pero la Reina de las Nieves le
demostraría lo contrario. El miedo acumulado
se convirtió en poder, y como una bomba explotó. Las llamaradas congeladas se
dispersaron y desgarraron el nubarrón.
-Imposible. – Picth se asombró, no
podría haber destruido semejante brete con
esa facilidad.
La respiración de Elsa estaba
agitada, volvió su cuerpo hacia el espectro y siguió a atacarlo con su magia y
se cubría de los contraataques con escudos escarchados.
-¡No podrás contra mí! – rugió la
muchacha.
-¡Ya veremos!
Jack escuchó estruendos poco
comunes entre los pinos, seguidos de gritos de dolor. Voló directo hacia ellos,
pero el alivio fue poco al verla a Elsa luchando contra Pitch. Estaba en las
espaldas del Boogeyman y enfrentado a los atemorizantes ojos de Elsa.
-¡ELSA!- Jack no tuvo mejor idea
que vociferar su nombre.
-Al fin tenemos la compañía que
esperábamos… - Pitch dijo su inusual voz sombría.
Fue un segundo en el que la Reina
centró su atención en su Guardián y Pitch
aprovechó ese descuido. Fue un instante cuando logró un buen golpe sobre la
Reina y la derribó. Fue en un santiamén
que Pitch apuntó una flecha creada de magia negra directo al corazón de la
joven.
El espectador quedó petrificado.
Reaccionó; debía salvarla porque no la perdería en manos de su mayor enemigo.
No la perdería. Como si fuese en cámara lenta, Jack arrojó mediante su bastón
un rayo letal como nunca antes había
hecho. Mataría a Pitch sin duda. Pero en ese momento, el aludido se movió como
si conociese dicha coreografía. El rayo no le hizo ningún rasguño.
Había impactado sobre Elsa.
DDD''': no me dejes en suspenso t.t (primer comentario lol)
ResponderBorrarhola Britt, me gusta tu historia ¡¡¡¡¡AMO JELSA!!!!! ,no es que te quiera presionar cariño, pero podrias escribir un capitulo por dia por que es emosionante, la historia realmente es impactante y tambien muy intensa :) Te quiero mucho:D
ResponderBorrarP/D:ESCRIBELOS POR FAVOR!!!!!!! (como Priscila) NO LO DEJES EN SUSPENSO.
sube alguno pronto por favor tu novela de Jelsa me encantaaa!!!!
ResponderBorrarPorfa sube el siguiente capítulo quiero saber que pasho y que se aclaren las cosas y se reconcilien y se casen
ResponderBorrarAaaaaa mato a jack a caso si eso le paso me muero porfa no me digas que mato a jack plissss :'(
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