El Diario
Una colección de mini capítulos secundarios de la historia The cold of your heart
Disfruten
Querido diario
Mi nombre es Elise
Cathrine Frost y soy la princesa de Arendelle. Hija de la Reina de las Nieves y
el Espíritu del Invierno. Reina y Rey de Arendelle. ¿Increíble, no? Y debes
creer que debo sentirme especial por tener a los padres más mágicos y famosos de
todos. Que debo ser especial como
ellos.
Pero no lo soy.
Todos en el reino e
incluso en otros vecinos conocen la historia de mi padre y saben que obtuvo sus
poderes luego de un suceso trágico pero heroico. Se lo había ganado. Pero yo
solo tenía la posibilidad de heredarlo. Y sin embargo, yo no nací con la magia,
como mi madre. Creían que apenas saliera de la panza comenzaría a congelar a
todos alrededor o algo así. Y con todas mis fuerzas me aferraba a la misma
esperanza de ser como mis padres. Pero no. Es triste saber que no había nacido
con el don familiar, pero mamá dice que por lo menos debería estar agradecida
de que soy una niña sana.
Más bien un milagro.
Al ser mi padre un
espíritu, por lo que me contaron, ellos no podrían tener hijos. Hasta que un
día mamá anunció su embarazo y luego nací yo. Un milagro de la naturaleza,
decía, y mi loquito padre que era un regalo de la Luna. Me conformo con que me
llamen Elise.
Papá, mamá y Pabbie,
el padre adoptivo del tío Kristoff y el consejero mágico, creen que en verdad
sí nací con tales poderes, que viven dentro de mí pero que están dormidos como
los dragones en los cuentos de papá. Dice que algún día, despertarán. Pero a
veces pienso que nunca será así. En los diez años de mi vida, jamás he logrado
siquiera crear un diminuto copo de nieve. Mis padres intentan no usar su magia
frente mío por miedo a que me eche a llorar como tantas veces, pero ya no lo
hago. Sigo triste, aunque exista el ensueño de mi verdadera revelaciónn. Aún
sigo esperando.
-¡Vas a la escuela, vas a la escuela! – papá estaba saltando
sobre mi cama, como hacía la mayoría de las mañanas. Mamá estaba apoyada en el
marco mirándonos, a diferencia de papá, silenciosa, mientras rodaba los ojos y
se le escapaba una sonrisa al entrar. Yo había heredado su misma sonrisa, por
lo que papá decía que siempre me haría reír.
-No quiero ir a la escuela. – protesté y me escondí entre
las colchas.
No había podido dormir esa noche, por lo que ya estaba
despierta cuando mamá y papá entraron a mi cuarto a despertarme. Pero no quería
ir a la escuela. Sabía que si lo hacía, me enfrentaría a mi pesadilla.
-¿Cómo que no? Todos los niños deben ir a la escuela.
Incluso las princesas como tú. – mamá se sentó a los pies de la inmensa cama,
al lado de papá, y aún sonriente ¿Por qué
estaban tan radiantes cuando yo debía ir a la escuela?
Algo curioso de ellos es que siempre van a la par, como en
las pinturas de un cuadro. A veces es ella quien destaca en las reuniones
reales por ejemplo, por ser Reina legítima. Pero él no se queda atrás. Para mí,
es el mejor Rey que hay. Después de Santa Claus.
-Es que… es que no tengo ganas de ir hoy. – no se me
ocurrían buenas excusas. – Me… Me siento enferma. Cough, cough… - me tiré de
nuevo en el colchón y simulaba morir de fiebre.
No fue muy convincente. Mamá puso la cara que hace cuando
descubre una mentirilla mía o de papá. Fruncía el ceño mientras alzaba una
ceja, cerraba los ojos y ladeaba una sonrisa que decía “sé que no es así”.
-Yo creo que estás bien. Vamos, arriba, señorita. Llegarás
tarde.
-¡Papá, dile algo! – me quejé. Pero él no fue de mucha
ayuda.
-Algo. – le dijo a mamá. Ambos rieron de una broma que yo no
entendía. – Elise, mi vida, tienes
responsabilidades que cumplir. Todos necesitan educarse para ser buenas
personas el día de mañana. Tú, sobre todo, para cuando estés lista para
gobernar. Arriba. – papá intentó sacarme de la cama pero me aferré a los postes
de madera pulida antes de que lo lograse.
Aunque lo había intentado retener, estallé.
-¡Pero es que Fredrick estará ahí!
-¿Quién es ese Fredrick? – papá me soltó y sonrió con cierta
celosía socarrona. - ¿Acaso es tu novio?
No me dieron tiempo a responder. Mamá se cubrió la boca y dibujó
una sonrisa aún más enormemente.
-No nos dijiste que tenías un novio, querida.
-¡No, mamá, yo no…!
-Amor – se dirigió a papá, sin siquiera oírme -, será mejor
que nos dejes. Ya sabes, esto es… una charla de chicas.
-Pfff, charla de chicas. – miró de reojo a mamá quien le
miraba con reproche. Casi siempre cedía. - Oh, sí, claro. – se sintió un poco
apenado por ser excluido, lo pude notar. - Pero antes, Elsa, creo que tienes
algo aquí… creo que es chocolate… - papá amagó a tocar sus labios con las yemas,
pero en su lugar se puso justo ante su nariz, tomó su barbilla y la besó. Puaj. Me cubrí los ojos con las colchas.
-¡Sigo aquí! – grité tras las sábanas en un agudo ladrido. ¿Se olvidaban de mí?
Sentí un beso en la frente, y en un sigiloso portazo, papá
nos dejó a mamá y a mí solas. Ella me quitó las sábanas y la vi sonriéndome de una
manera más cálida de lo que nunca hizo.
-¿Por qué echaste a papá?
-Pues porque es un metiche y esto es algo entre mujeres.
Miré hacia la puerta, casi podía saber que él seguía ahí,
atento. Reí.
-Así que… Elise, cuéntame quién es ese Fredrick. – dijo
mientras acomodaba mi cabello blanquecino despeinado por las colchas.
-Aghhh, es que
ustedes me malinterpretaron. ¡Fredrick es un puerco! Es molesto, mamá, lo juro.
Y muy, muy tonto. Siempre me persigue cubierto de barro y me quita mis pinceles
en las clases de arte, trastabilla sobre mí en gimnasia. ¡Es una bestia! ¡No
quiero seguir yendo!
Mamá no parecía entender mi descripción de Fredrick porque
me seguía mirando festivamente. Acabó de peinarme con la trenza que tanto me
gusta, porque cuando me miro al espejo casi siento que soy como ella.
-No puedes dejar de asistir al colegio por un niño. Además,
no me parece que sea una bestia. Es solo un niño.
Salté en el colchón para enfrentarla, frente a frente, y con
ojos suplicantes.
-¡Pero es que no entiendes! –chillé - En verdad no lo soporto. Incluso dice que
cuando él crezca quiere unirse al ejército para servirme en el castillo y ser
mi guardia personal y molestarme cada día. ¡ESTÁ DEMENTE!
Ella se echó a reír. ¿Qué
era tan gracioso?
-Ay, hija mía. ¿No entiendes? Creo que le gustas.
-¿Qué? – exasperé.
-Y creo que a ti te gusta él.
Puaj, puaj, puaj. Mamá
no entendía nada. Malinterpretó mi reacción nuevamente.
-¡No digas eso, mamá! Se supondrías que estarías de mi lado.
– ella continuaba con su melodiosa risa.
-Estoy de tu lado, Elise. Solo que pienso que es muy lindo
lo que Fredrick piensa hacer por ti. Ha dicho que quiere protegerte. No
deberías darle la espalda ni llamarlo tonto, pienso que es un niño cariñoso.
Solo que le falta madurar. Todas las personas maduramos, incluso aunque parezca
imposible. Como con tu padre. Él no era en un principio el hombre responsable –
se le escapó una mueca al decir esa última palabra - que es ahora. Dale tiempo.
-¡Es verdad! – se oyó la estruendosa y firme voz de papá del
otro lado de la puerta. Mamá reía mientras yo seguía en shock.
-Tal vez terminen juntos como tu padre y yo…
-¡No, eso jamás! – gritó papá. Por fin algo de apoyo.
-Solo está siendo protector, no le hagas caso. – explicó
mamá.
-¡Pero yo no quiero casarme con él por las cosas que te he
dicho! Quiero ser como la Tía Mérida y jamás desposarme con nadie, sobre todo si
roba mis pinceles.
-Ya verás que terminará agradándote, quizá te sorprendas.
Tal vez no amor porque eres joven por ahora. Aunque puede suceder que sientas
algo por él en el futuro, o por ahí no. O quizás terminen casándose… -
-¡Mamá! – me quejé.
-Estoy jugando contigo. –reía. Luego me miró fijamente a los
ojos. – El amor no tiene edad, ni
conoce de reglas, Elise. Y recordarás lo que acabas de decir y te reirás de ti
misma.
De nuevo con las charlas de amor. A veces me gustaban, pero
estando Frederick en el tema no podía oír la palabra amor ni una vez más.
-¡Los que se pelean se aman, mi cielo! – vociferó papá de
nuevo desde el exterior.
-Jamás. – pero no sé cómo terminé riéndome. Al igual que con
mi madre, me era difícil contener una sonrisa y pronto se escapan de mí como
mariposas. Papá entró y entre los dos me hicieron cosquillas hasta que me dolía
el estómago. Cuando nos calmamos, papá me arrojó por los aires y me dijo:
-¿Estás segura que no sientes nada por ese Fredrick? Porque
me parece haber visto un pequeño rubor en tus mejillas… - insinuó y comenzó a
mordisqueármelas y besarlas con sus gélidos labios.
-¡Ay, ya déjame! – reí, apartándolo – Bueno… Tal vez no sea
tan malo. Pero si tuviese mis poderes le congelaría la nariz en cuanto me quiera
jalar el cabello.
Reí. Y esta vez sentí mis mejillas arder con fiereza. Debían
ser las alturas.
-¿No tan malo? Mhmm,
eso me suena a un “me gusta”. ¿No, Els?
-Elise, no debes usar tu magia sobre nadie apropósito. Eso
está mal.
-Papá siempre lo hace.
-¡Jack! – mamá abrió la boca como una enorme o, pero noté que no había nota de
regaño alguno. Papá siempre lograba ponernos de buen humor.
-Por supuesto que no. – papá me sostuvo en el aire y me dio
una vuelta. Claro que ese era nuestro secreto. Fue una mañana de risas. Mamá lo
miró, con reprimenda, él se encogió de hombros y, con la mano que no me
sostenía, tomó la mano de mamá y jaló de ella hasta que estuvimos en un abrazo
entre los tres.
-Oigan, ya pueden parar eso…
Los dos se miraron, extrañados.
-¿Parar qué? – preguntó mamá.
Un suave, casi minúsculo capullo de nieve cayó y se posó
sobre su hombro. Luego otro, y otro. Muchos descendieron del techo y nos
envolvieron en una pura y delicada lluvia.
Se volvieron a mirar entre sí. Parecía que algo inmenso los
hubiese llenado de felicidad, pero yo no comprendía. Papá besó a mamá por un
largo tiempo, hasta que se liberaron de su beso y nos oprimió con más fuerza.
-Nosotros no estamos haciendo nada, querida. – dijo mamá
entre risas.
fue increible, me encanto, me encantaba leer cuando les decia mama y papa, fue muy bonito, e incluso Jack sono responsable jejje Soy Dulce por cierto. Primer comentario
ResponderBorrarEso fue mágico, YEY Elise ya tiene poderes, solo debía tener pasiencia. Hola soy Ali jaja
ResponderBorrarAWW QUE LINDO , ME ENCANTA TU HISTORIA PRIMERO LA VIDA DE JACK Y ELSA Y AHORA LA DE SU HIJA , AWW BRITT ERES LA MEJOR , soy janet comentare mas seguido ahora
ResponderBorrarQue dulce y hermoso a la vez. Elise ya va ah tener poderes de hielo como sus padres.
ResponderBorrarMe encanto el final. Quisiera saber si va mas capítulos del diario de Elise.
Pd: soy Dayra
Pd2: me encanto toda la historia y el epílogo
Saludos
Me encanto tu historia, tan real . Jack actua igual (simpático) no como en otras fics que lo ponen serio y frío
ResponderBorrarMe encanto tu historia, tan real . Jack actua igual (simpático) no como en otras fics que lo ponen serio y frío
ResponderBorrarmuy lindo capítulo, sigue así 7u7
ResponderBorraradoro cada vez esta historia, me encanto el capítulo: muy hermoso :)
ResponderBorrarEs muy interesante seguiré leyendo
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